LA CESION
Cesión es cuando un dominante presta a otro dominante su
sumisa a cambio de nada. Tal como se define este término en el Glosario
Internacional de BDSM, la cesión puede limitarse a unas condiciones concretas o puede consistir en una transferencia total de la posesión de la sumisa durante
ese periodo de tiempo, de forma que el amo receptor pueda disponer de ella como
si fuera de su propiedad.
Lo habitual, es que no se trate de una
cesión absoluta.
SE CEDE
PARA LO QUE SE HAYA ACORDADO.
La cesión se realiza sólo para
actividades concretas, acordadas de forma meticulosa
previamente entre los Amos para
evitar posibles malos entendidos y daños indeseados.
Estas actividades NUNCA
sobrepasan los límites establecidos
entre la relación Amo-sumisa original.
Al contrario, al menos al principio,
suelen reducirse a prácticas y experiencias ya superadas, de forma que la
tensión viene más del hecho de ser cedido que de la actividad a realizar.
Posteriormente es posible que los juegos
se vayan endureciendo según los participantes vayan conociéndose más y la
cesión en sí deje de ser un reto o un factor de estrés, o incluso que el
objetivo de la cesión sea probar cosas nuevas que el propietario no desea
experimentar directamente con su propiedad, por ejemplo por falta de
experiencia en esa práctica en particular.
Además, existe el recurso de la palabra
de seguridad para
detener la sesión si es necesario.
Especialmente en el caso de que vaya a
haber ausencia del propietario, no hay que olvidar informar al dominante
receptor de cual es la palabra o sistemas habituales de seguridad, o bien
acordar una para ese encuentro en particular, así como poner un especial
cuidado en detallar los límites que no deben sobrepasarse.
Lo de que la cesión supone necesariamente
el libre uso sexual y sádico de la sumisa cedida no es más que un mito, una
fantasía con exceso de imaginación (lo que no quita que pueda llegar a darse
este tipo de implicación en algunas relaciones). O igual es por el contrario
falta de imaginación: hay muchas formas de usar la sumisión, sin llegar a esos
extremos, que pueden ser muy placenteras a un poquito de creatividad que se
tenga.
La cesión puede ser para una tanda de
azotes (desde 5 hasta 5.000, con un gato suave o con el látigo más
cruel…), o puede ser para un servicio doméstico de dos días, para servir el
café una tarde en una reunión, para dar un masaje, para servicios sexuales,
para una sesión salvaje de sado, para entrenar a una sumisa del otro Amo en
algo en lo que tú eres experta… Imaginación al poder.
La cesión puede darse con presencia del
propietario durante la práctica, bien como participante activo (compartiendo la
sumisa o en intercambio con la sumisa del otro dominante) o bien simplemente
como observador, o pude tener lugar con ausencia del mismo.
Por lo general, es preferible, al
iniciarse en este tipo de prácticas, que el Amo esté presente durante la sesión
y con frecuencia es una de las condiciones que la sumisa presenta para poder
enfrentarse a estas situaciones.
En todo caso, la
cesión de la sumisa a otra persona en ausencia del propietario sólo debería
tener lugar cuando éste tenga una absoluta confianza en el Amo receptor
tenga una garantía razonable sobre la seguridad y bienestar de su propiedad.
Para empezar, la confianza debe empezar
por nosotros mismos:
· Los sumisos necesitamos tener
mucha confianza en nuestro dominante para dejarnos guiar a estas
situaciones con la certeza de que nuestro bienestar ha sido garantizado de una
u otra forma.
“una vez
hablado con mi AMO todo ya que confió, y entregada a él, mi AMO, puede
cederme, prestarme, lo que él desee para eso soy de su propiedad, y he
depositado toda mi confianza en él, y sé que lo hará con todas las
precauciones”
xata{}
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· E igualmente, tanto dominante como
dominado necesitan tener confianza en sí mismos y en la firmeza de la
relación. Una seguridad que les permita disfrutar al sacar
estos juegos de las paredes del dormitorio e involucrar a terceros, y que no
deje espacio a inseguridades y temores del tipo “¿y si prueba y le gusta más el
otro Amo/la otra sumisa?”.
“para
ceder, antes debemos tener completa confianza en Nosotros mismos, tanto
dominante como dominado y entre sí. Las cadenas que Nos atan deben estar bien
fraguadas antes de dar ese paso”
· Por último, es necesario elegir a los compañeros de juegos entre gente de confianza,
especialmente cuanto más comprometidos vayan a ser esos juegos
No todo el mundo sirve
como cómplice para
estas prácticas. A la hora de empezar a compartir sesiones, es importante
conocer a las personas con las que vamos a involucrarnos, asegurarse de que
todo el mundo “habla el mismo idioma” y tiene expectativas similares.
Cuando los participantes han comprobado que tienen cierto feeling entre sí, las cosas se han hablado bien antes y contamos con la honestidad y buena intención de todos los implicados, cualquier pequeño problema que pueda darse a ultima hora será fácilmente subsanado sin romper por ello el buen ambiente de la sesión.
Cuando los participantes han comprobado que tienen cierto feeling entre sí, las cosas se han hablado bien antes y contamos con la honestidad y buena intención de todos los implicados, cualquier pequeño problema que pueda darse a ultima hora será fácilmente subsanado sin romper por ello el buen ambiente de la sesión.
En el caso de las cesiones la calidad de esta relación es mucho más importante. El dominante receptor de la cesión no suele ser “el primero que lo pida”, si no más bien un Amo de especial aprecio y confianza para el propietario, con quien tenga la garantía de que su propiedad está en buenas manos y de que se van a cumplir los pactos. No hace falta repetir hasta qué punto es esto básico si la cesión va a ser en ausencia del propietario.
Cuando se desee, la relación y sus
participantes estén preparados para ello, y se cuente con las personas y
circunstancias apropiadas para compartir este tipo de juegos.
“esto es
como todo, hay que hacerlo a su debido momento cuando todos están preparados,
hay cosas que una sumisa no hará al principio de una relación, y que luego si
hará sin problemas, pues esto es igual”
AMOBILBO
AMOBILBO
Iniciar este tipo de actividades suele
suponer la superación de límites hasta el momento presentes, por
lo que en ese caso debería tener lugar como la superación de cualquier
otro límite: bajo la guía del dominante, habiendo preparado a la sumisa hasta
estar preparada para ello y no por imposición contra su voluntad.
Consiste en superar los límites, no en
transgredirlos.
La
autoridad absoluta se funda en un complejo juego de equilibrios, y el menor
paso en falso rompe la armonía y hace que la consideración que sentían el
uno por el otro se resquebraje. Todo ser humano tiene sus límites, y el esclavo
no es una excepción. Ningún amo debe transgredir los límites morales o físicos
aceptados por el esclavo o la esclava. y cualquier quebrantamiento de esta
regla puede ser mortal.
Vanesa Duriés, La
Atadura
El temor al desapego
¿Me cede porque no le importo? ¿Me
intercambia porque le gusta más la otra?
¿Y si la cedo y le gusta él otro más?
¿Y si la cedo y le gusta él otro más?
Es especialmente difícil para las
personas que no practican BDSM entender que nuestros juegos no significan en
absoluto que los Amos desprecien a sus propiedades. A veces, incluso a nosotros
mismos nos cuesta asimilar algunas paradojas y realidades del juego BDSM cuando
aún no las hemos vivido.
No obstante, es
un juego de adultos que busca como último fin la felicidad de las personas
implicadas, por lo que debería leerse siempre en positivo:
El Amo no cede su propiedad a otra
persona porque no la valore. Si un
dominante guía a su sometida a juegos de sesiones compartidas y cesiones, no es
por falta de vinculación y afecto. No es porque con ella se aburra y quiera
usarla como moneda de cambio.
Al contrario, la cede porque siente el
inmenso orgullo de poseerla. La cede porque tiene el compromiso adquirido para su sometida de guiarla
a nuevas experiencias y aprendizajes de forma segura. La cede porque en él ha
recaído la responsabilidad de actuar como administrador del
placer en esa relación, del suyo propio y del de quien ha puesto en sus manos
esos deberes.
Y guiándola hacia la superación de
límites y encargándose de procurar las experiencias y las condiciones
necesarias para que él y para su propiedad puedan avanzar en el camino, no hace
más que cumplir sus compromisos, por el placer último de ambos.
Por lo general, el contemplar a la propia
sumisa en este tipo de juegos, provoca todo lo contrario al abandono y
desinterés: excitación, orgullo, estima, valoración, agradecimiento por la
entrega,… un reforzamiento del vínculo entre ambos. En definitiva,
como cada vez que se da un paso más.
El que no surjan esos temores depende de
la confianza que tengamos en nosotros mismos y la fortaleza de nuestra
relación. Si estamos preparados, los sumisos no sentiremos que somos hechos de
menos al ser cedidos, ni los dominantes tendrán reparos ante la afinidad que su
propiedad pueda sentir por otro dominante durante la cesión.
“la
entrega es siempre a su Amo, no al que es cedido o compartido”
Bastinado
Bastinado
¿Por qué puede desear un dominante/sumiso
realizar este tipo de prácticas?
“sólo puede darse aquello que en
verdad posees”
Dragon^
Dragon^
· Como demostración y constatación de
entrega/posesión.
· Por placer,
por pura diversión y morbo (tanto por parte de los dominantes como de los
sumisos)
· Por cambiar de ángulo. Ver a nuestro dominante
ejerciendo, o contemplar a nuestro sumiso en sesión desde fuera puede ser una
experiencia muy interesante e instructiva.
· Por aprendizaje:
Para aprender
observando a otros en durante sus sesiones, o intercambiando con ellos comentarios,
interactuando, etc.
Para que el
sumiso experimente en manos de otro dominante practicas en las cuales su amo no
es experto.
Para aprender
más sobre nosotros mismos y nuestras parejas al enfrentarnos a situaciones
nuevas.
· Por reafirmación del rol en la relación: el sacar la
relación de los límites de la intimidad y exponerla a ojos de terceros en
primer lugar y, si se da el caso, el pasar a juegos de cesión, provocan en el
dominante y en el sumiso una sensación de reafirmación de su rol.
· Por avanzar
y profundizar en
la relación, en la sumision-dominación propios y explorar nuevos límites.
Porque la evolución natural nos lleve paso a paso a desearlo.
· ¿Por castigo?
Aunque es posible hacerlo como castigo, la opinión general es no ceder en esas
condiciones, ya que pretendemos que la cesión se viva como algo bello y
positivo, una muestra más de entrega hacia el Amo, y sería un castigo cruel con
posibles consecuencias difíciles de controlar.
En definitiva: porque quieres, porque puedes y si es así… ¿por qué no?
¿Es necesario acceder a estas prácticas para ser
“un auténtico Amo/sumisa”?
NO
Cada cual tiene sus intereses, sus
límites, su ritmo… Plantearse las distintas posibles prácticas BDSM como hitos
que hay que superar obligatoriamente para obtener credibilidad ante
determinadas personas o círculos, es olvidar que al fin y al cabo los únicos
que importamos somos nosotros, lo que nosotros sentimos y vivimos y la relación
que construimos a nuestra medida, no los que nos observan y juzgan.
Si el camino te lleva a ello, te deseo
que lo disfrutes y resulte una experiencia enriquecedora y gratificante. Y si
no… que otros caminos te lleven a tu felicidad.